Capítulo 94 —Orgullo herido
Narrador:
Aylin cruzó los brazos, su pecho subía y bajaba con rapidez contenida.
—No me vengas con ese tono, Roman. —Su voz era baja, firme —Fuiste tú quien me pidió que lo intentáramos. Que dejáramos de fingir.
Roman cerró los ojos un segundo, como si las palabras lo atravesaran.
—Y lo decía en serio —gruñó, acercándose un paso, pero ella no se movió —No estoy jugando contigo.
—¿Ah, no? —inquirió, con una risa amarga —¿Y lo del despacho qué fue? ¿Parte de la buena voluntad? ¿De tu plan para “intentarlo”?
Roman la miró en silencio. Ese silencio suyo que siempre pesaba más que cualquier grito.
—No la toqué —dijo al fin, seco.
—No hace falta tocar para mandar un mensaje —respondió ella, fulminándolo con la mirada —Y el mensaje fue clarísimo, Roman. Fuiste tú el que me propuso esto. Pero parece que se te olvidó.
Roman tensó la mandíbula, como si estuviera peleando contra algo mucho más fuerte que ella.
—No se me olvidó nada.
Aylin bajó la mirada apenas, tragan