51. TE EXTRAÑARE.
Lía
—¿Que desea señora?—inquiri bufando.
—Uh, veo que tienes a mis suegros en la palma de tu mano— Insinuó con una sonrisa cargada de intención.
— No es como lo insinúas, pero los he ganado, además no son tus suegros, son los míos. Ahora me puedes dejar sola, estoy muy ocupada. — Le dije en tomó firme y directo.
—Deberías ser consciente de mi enfermedad y dejarme vivir mis últimos días en un ambiente tranquilo.— murmuró bajando la mirada. ¿Ahora a que viene eso?
—Quédate tranquila, sin embargo no pienso alejarme de Arthur, y las niñas las quiero mucho por esa razón las seguiré visitando.
—No te importa que en cualquier momentos me voy a morir.
Volvió a repetir con una voz que parecía rota, pero también cargada de algo que no podía descifrar: ¿resentimiento, tristeza, o ambas?
—Lo lamento.— mencioné sincera.
—No sé cuánto tiempo me queda, tres, cuatro meses... tal vez menos —continuó Nadia—. Y parece que no estás consciente de eso. Mis hijas no quieren estar conmigo porque están encar