Capítulo 120 —No es mi madre
Narrador:
La rutina de la casa había cambiado. No por decisión de Roman. Tampoco por Aylin. Pero los cambios estaban ahí, instalándose con una naturalidad peligrosa. Al principio fue una tarde más. Luego dos veces por semana. Ahora, Sasha preguntaba casi a diario si podía ver a Julieta. Ya no la llamaban Miranda. Al menos no en voz alta.
Lo más inquietante era eso: que Aylin y Roman también se estaban acostumbrando. A decir “Julieta” sin pensarlo. A integrarla a la conversación como si siempre hubiera estado ahí. Como si no supieran quién era en realidad. Como si esa mujer no hubiese sido la misma que desapareció, mintió, traicionó.
Pero estaba logrando su cometido. Con suavidad, con paciencia. Metiéndose en la vida cotidiana sin hacer ruido, instalándose donde antes no tenía permiso.
—¿Te molesta si la invito el sábado? —preguntó Sasha esa mañana, sentada en la cocina, mientras removía distraídamente su chocolate caliente.
Aylin la observó desde el otro la