Aylin Escalante solo quería pasar desapercibida. Sobrevivir. Mantener su libertad lejos de los papeles que nunca tuvo y del miedo constante a ser descubierta. Pero el destino —y una escultura rota— la pusieron frente a Roman Adler, el hombre más temido de la ciudad. Un mafioso frío y letal, conocido como El Diablo, cuya mirada es capaz de desnudar tus secretos antes de que abras la boca. Ahora, atrapada en una deuda imposible, Aylin se ve obligada a trabajar como niñera de Sasha, la hija adolescente y rebelde de Roman. Lo que jamás imaginó fue que, en medio del caos, encontraría un hogar… y algo peor: una atracción prohibida hacia el hombre que podría arruinarle la vida con solo desearlo. Mientras secretos del pasado amenazan con volver para reclamar lo que creen suyo, Aylin deberá elegir entre huir o enfrentarse al fuego. Porque en casa del Diablo... no hay escapatoria.
Leer másCapítulo 164 —El primer amor siempre dueleNarrador:Aylin lo miró un momento más, con esa expresión entre la preocupación y la ternura que solo le salía con él. Luego dejó la taza en la mesa y suspiró.—No te vayas enojado con Sasha —dijo en voz baja —Te vas a arrepentir. Yo sé que tú la aprecias mucho. Y ella te adora, aunque ahora esté insoportable. Así que no te vayas así. Trata de hacer las paces.Eros no respondió de inmediato. Se quedó mirando el café, como si pudiera ahogarse en él. Finalmente alzó la mirada, pero no sonrió. Solo asintió con un leve movimiento de cabeza.—Lo voy a intentar. —Aylin suspiró otra vez, sin imaginarse ni de cerca todo lo que no le estaba diciendo. Se levantó y sacudió la cabeza mientras recogía su taza. Eros se puso de pie —Voy a hablar con Sasha. Que no se le ocurra no despedirse de mi.Salió de la cocina sin esperar respuesta, dejando a su hermana sola y él, con sus pensamientos torturándolo… y la garganta hecha un nudo.Sasha estaba en su habi
Capítulo 163 —Tengo que irmeNarrador:Sasha se quedó allí, de pie en medio del jardín, con los puños apretados y los ojos clavados en la oscuridad. No entendía. No podía entender cómo Eros, que siempre estaba para ella, que la cuidaba, que la miraba con esa ternura que a veces la dejaba sin aire… no podía quererla como ella lo quería.Una lágrima le cayó sin pedir permiso. Después otra. Y otra. Hasta que se sentó en el borde de la fuente, encogida, con las rodillas contra el pecho y el rostro enterrado en los brazos. Lloró en silencio. Lloró por sentirse estúpida. Por haberse lanzado. Por haber creído que él podía sentir lo mismo. Por no saber cómo apagar ese fuego, que le era nuevo, desconocido y que no debía haber nacido.Sentía que algo se había roto dentro de ella. Y lo peor era que, por más que tratara de culparlo, no podía. Porque Eros no había sido cruel. Solo… había sido honesto. Y eso dolía más.Mientras tanto, Eros subió las escaleras sin mirar a nadie, sin hablar, sin dete
Capítulo 162 —Noche de confesionesNarrador:Aylin no se movió. Lo miró fijo durante un largo segundo que pesó como una confesión completa. Luego se acercó y le puso una mano en el hombro. Eros ni se atrevió a levantar la mirada.—No vuelvas a mentirme, Eros. No soy tu madre. No soy tu enemiga. Pero tampoco soy idiota. —Él asintió sin hablar. —¿Tú crees que ayudándolo hiciste lo correcto?—Sí —dijo Eros, alzando al fin la vista —Porque vi cómo Sasha lloraba por dentro. Y vi cómo él se destruía sin mostrarlo. Y porque, aunque no me lo pidió directamente, supe que confiaba en mí. Y no quería fallarle.Aylin tragó saliva. Lo vio tan decidido, tan distinto al adolescente que había dejado atrás, que por un segundo le costó reconocerlo.—Eres demasiado joven para llevar esa carga —dijo con suavidad.—¿Y tú crees que el Diablo me habría puesto en el centro de esto si no creyera que podía con ella?—No, claro que no —suspiró Aylin —Pero yo soy tu hermana, y hay una parte de mí que no puede ev
Capítulo 161 —No quieres saberloNarrador:Aylin lo miraba desde la pantalla, con el ceño levemente fruncido. Roman tenía el rostro sereno, incluso relajado, pero ella lo conocía demasiado bien. Ese tipo de calma no era real. Era el silencio que precedía a algo oscuro.—Estás distinto —le dijo, con voz baja pero firme —Tu cara, tu tono, el entorno… todo. Hay algo que cambió.Roman sostuvo su mirada, y solo cuando pasó un segundo más, respondió:—Estoy libre, Aylin. Ya no estoy en la celda, ahora estoy en arresto domiciliario, lo que quiere decir qu eestoy en casa, pero con una tobillera eléctónica. —él encendió la luz, Aylin reconoció de inmediato el lugar, y bajó el movil hasta su tobillo y se la mortróElla parpadeó.—¿Cómo es eso posible, con todos los cargos que tenías?—Resulta que Miranda está muerta.El impacto fue seco. Aylin apenas se movió, pero la expresión en sus ojos cambió por completo. No preguntó cómo, ni preguntó cuándo. Solo lo miró, directo.—Dime si tuviste algo qu
Capítulo 160 —Heredar el infiernoNarrador: Los gritos, los sollozos, el llanto ahogado… todo había llenado la casa como un eco imposible de ignorar. Las paredes parecían vibrar, como si absorbieran la angustia de Sasha y la devolvieran amplificada.Aylin, que estaba medio dormida, se incorporó sobresaltada en la cama, con el corazón acelerado. Se puso un suéter encima a toda prisa, sintiendo el pulso en las sienes, y salió al pasillo. El sonido era inconfundible: venía de la sala. Caminó rápido, con pasos cortos y ansiosos, guiada por esa mezcla de llanto, jadeos y murmullos rotos.Cuando llegó al umbral, se detuvo en seco.La escena la golpeó como un puñetazo al pecho: Eros estaba sentado en el sillón de la sala, abrazando fuerte a Sasha, que tenía el rostro enterrado contra su pecho. La adolescente temblaba, sollozando como si el mundo se le viniera abajo, como si cada músculo de su cuerpo estuviera cediendo bajo el peso del dolor.Aylin se quedó un instante sin palabras, tratando
Capítulo 159 —No eres una pequeñaNarradro:Eros no había pegado un ojo en toda la noche. Amanecía, el cuarto estaba lleno de luz gris, y él se lavó la cara, respiró hondo frente al espejo y se miró fijo.—Vamos, carajo… tú puedes.Volvió a la mesa, tomó el celular y marcó. Tres tonos.—¿Sí? —respondió Roman, con su voz grave, ronca, medio cargada de sueño, medio cargada de mundo.—Roman, soy yo, Eros.Un breve silencio.—Sí, Eros, tu nombre me sale en la pantalla, digo, por si no lo sabes, pero ¿que sucede? —la voz de Roman se tensó apenas, como si ya intuyera que no era un saludo trivial.—Sí, bien, como sea. Escucha, no quiero vueltas: tengo algo para ti. Algo importante. Estuve revisando los expedientes, moviendo algunas piezas, y encontré grietas. Inconsistencias en los casos que te están cargando encima.Otro silencio, más largo esta vez.—Eros… —dijo Roman al fin, con ese tono bajo, peligroso —¿Qué demonios estás haciendo, muchacho?—Lo que me dijiste que no hiciera —respondió
Capítulo 158 —El mundo del DiabloNarrador:Eros daba vueltas en la cama, incapaz de dormir. El reloj marcaba las dos y media de la madrugada, y su habitación estaba en completo silencio, salvo por el zumbido lejano del router encendido en la sala.Miraba el techo, apretaba los puños. El Diablo le había dicho que no se metiera, que no necesitaba su ayuda. Pero Eros no podía quedarse quieto. Algo dentro suyo le ardía, como un motor encendido.De pronto, se sentó. Tomó su celular del escritorio, desbloqueó la pantalla y buscó un número en particular. Sabía que a esa hora su amigo Leo seguiría despierto; el tipo vivía enchufado a su computadora, siempre entre juegos, códigos y foros clandestinos.Marcó.—¿Eros? ¿Tú? —respondió Leo, sorprendido, con voz adormilada.—Hey, sí, soy yo. Perdona la hora, hermano… pero necesito que me expliques algo.—¿Algo tipo tarea? Porque sabes que ya pronto empezamos con los exámenes—No, no, no es de eso. Mira… —bajó la voz, aunque estaba solo —Supongamos
Capítulo 157 —Una pulsera molestaNarrador:Dos días después del entierro de Miranda, la sala del juzgado estaba cargada de murmullos bajos y miradas cruzadas. Los abogados de la fiscalía cuchicheaban entre ellos, lanzando miradas duras a Gabriel Márquez, que permanecía de pie, impecable, frente al estrado. A su lado, Roman Adler lucía como si estuviera en una reunión de negocios: traje oscuro perfectamente entallado, manos cruzadas a la espalda, rostro inescrutable.El juez hojeaba los papeles con gesto serio, golpeando suavemente el escritorio con la tapa de su bolígrafo. Finalmente levantó la vista, ajustándose las gafas.—Señor Adler, este tribunal autoriza su salida bajo libertad condicional, limitada a arresto domiciliario con monitoreo electrónico permanente.La fiscalía frunció el ceño. El juez prosiguió, sin mirarlos.—Los cargos en su contra permanecerán vigentes mientras dure la investigación. Cualquier intento de abandonar su residencia sin permiso explícito será considerad
Capítulo 156 —Gritaba poderNarrador:Unas horas después, ya entrada la mañana, Gabriel Márquez envió a su sobrino a la penitenciaría. Traía consigo un portatrajes impecable, zapatos pulidos, corbata oscura, y una orden sellada: Roman Adler debía ser trasladado al velatorio de su esposa fallecida. Todo estaba arreglado. Rápido, discreto, sin prensa, sin escándalo.Los guardias lo sacaron de la celda sin prisas. No había grilletes, no había empujones. Nadie lo apuró. Nadie osó faltarle el respeto. Sabían perfectamente quién era.Roman entró al baño reservado, donde dos guardias se mantuvieron en la puerta, custodiándolo, pero dándole privacidad. Él se quitó la ropa de prisión con calma, paso a paso, y dejó que el agua de la ducha lo recorriera. No había apuro en sus movimientos. Sabía que al salir, cada cosa que hiciera importaría.Cuando se miró al espejo, con el cabello mojado, sin la sombra de cansancio que cargaba horas atrás, supo que el Diablo había regresado.El traje, neg*ro pr