Cuenta la historia de una introvertida estudiante de periodismo que tiene la oportunidad de adentrarse en la vida del enigmático heredero de Gales. Al conocer a Ian, el sueño de Angelique de una vida tranquila se evapora cuando una serie de dificultades y sentimientos comienzan a manifiestan entre ambos. Al adentrarse en el mundo de los Hannover, la vida de la joven comienza a dar giros inesperados. Los fantasmas del pasado encuentran la forma de volver, y las cosas se complican cuando, presa por los encantos de un hombre sórdido y narcisista termina involucrándose en una impredecible y apasionante historia que la dejará sin aliento. DERECHOS DE AUTOR RESERVADOS La obra a continuación es una historia Original de mi autoría, por lo tanto prohibida la reproducción, el almacenamiento en memoria electrónica, mecánico o fotocopiado, grabación o adaptación sin la autorización previa de la autora. ADVERTENCIA: Esta historia no es un romance Dulce (lo que algunos llaman vainilla) y algunos de los acontecimientos y pensamientos que en esta se relatan NO LOS APRUEBO. Te encontrarás con personajes cambiantes, escenas de sexo explicito(+21) menciones de temas delicados como: trafico de personas, asesinatos y crímenes humanitarios. Favor ¡No romantizar las conductas toxicas! Publicación Original: 30 De Noviembre del 2018 TODOS LOS DE AUTOR RESERVADOS 181130919171
Leer más—Engreído Petulante
Bufé molesta mientras aceleraba el paso hasta el ascensor...
Siempre quise que mi historia comenzara con el mágico "Erase una vez... " Y si, posiblemente quería citar una de las frases más trilladas y manidas por el mundo de la literatura infantil, y en la realidad ningún cuento de hadas comienza con una universitaria a punto de ser despedida del trabajo que tanto necesita.
Un minuto había transcurrido desde que recibí aquella llamada que me hizo correr a la oficina de presidencia. La voz de Scarlett no tuvo un solo atisbo de amabilidad, cuando a través del teléfono gritó "Ross, Mueve tu trasero aquí ¡Ahora!"
Tenía alrededor de cinco minutos intentando convencerme de que no había hecho nada malo, que no era lo que estaba pensando y "'Él" no había llegado a cumplir su amenaza de destruir mi vida. Sin embargo tenía la horrible sensación de que en cualquier momento el suelo se abriría en dos para que el mismísimo infierno pudiera tragarme.
Lo más irónico de todo es que no lo vi venir, existe un punto en que la vida parece un cuento de hadas y dragones en el que nada puede salir mal. Un sueño del que nadie desea despertar. Eso siempre resulta ser menos doloroso que vivir de una fantasía idílica, aferrarse a ella con uñas y dientes hasta el día que la realidad toca la puerta, y nos ponga contra las cuerdas para golpearnos sin clemencia.
Al parecer ese día para mí había llegado, nunca pensé que mi "Gran oportunidad " sería el motivo por el que terminaría: despedida, sin carrera y sin futuro... todo a causa de un aristócrata ardido y ansioso por demostrarme su poder.
No, no y no. No era ni un poco justo.
Mi vida nunca fue color de rosas, vivía en un pequeño departamento de dos por dos que compartía con mi mejor amiga. Había sacrificado mucho para conseguir mi puesto de trabajo como pasante en uno de los periodos tradicionales más respetados del país. Pagué el derecho a piso sirviendo café para juntas, llevé ropa a la tintorería, era la primera en llegar y la última en marchar.
Hubo una época en la que quise rendirme, abandonar todo y volver a casa con el rabo entre las piernas. Pero justo en ese momento de efímera debilidad, las palabras de mi madre resonaban en mi cabeza: "No eres lo suficientemente buena" "Pusiste la vara muy alta ¿De verdad crees que eres capaz" "Ya volverás suplicando mi ayuda, soberbia malagradecida"
Aunque lo quisiera, cambiar de rumbo era prácticamente imposible. No podía abandonar mi carrera, no podía irme del Herald y mucho menos podía retroceder el tiempo hasta aquella tarde donde yo misma había arruinado mi vida por completo.
En ese momento unas enormes ganas de gritar a los cuatro vientos ardieron en mi garganta como fuego. No podía creer que las cosas estuvieran saliendo tan mal después de todo lo que tuve que sacrificar para llegar a donde estaba.
— Lo ha conseguido, me arruinó la vida.
Un largo bostezo se escuchó al otro lado del teléfono y las puertas de un ascensor vacío se abrieron ante mí.
— ¿De qué rayos estás hablando? ¿Quién te arruinó la vida?
No hice caso a sus preguntas y continúe con mi letanía, mientras las puertas del ascensor se abrían en el décimo piso y salí a toda velocidad por el pasillo hacia la oficina de presidencia.
— Yo... me preparé— lloriqueé —me esforcé mucho para no perder esta oportunidad, para hacerlo bien... y él simplemente... Lo arruinó todo, dijo que "lo había insultado, que era joven y poco profesional"
—Pero es cierto
— ¡Basta, no es gracioso! Yo... yo investigué su estúpido árbol genealógico, para que ese cretino... ¡Bastardo!
Súbitamente, como un efecto de mi vista borrosa por la rabia, mi cuerpo chocó contra una figura que parecía haber salido de la nada, provocando que mi celular cayera al piso, destartalado e inconsciente.
—Lo que me faltaba.
Mientras recogía mi celular abatido y algunas de sus piezas, la figura del hombre frente a mí hizo que se me sacudieran las entrañas. Con torpeza y manos temblorosas me puse de pie, y fue entonces cuando un par de ojos celestes me observaron con frialdad, hizo un gesto de desagrado con la boca y me miró con el entrecejo fruncido.
» Engreído Petulante «
— Le dije que nos volveríamos a encontrar.
Declaró esbozando una sonrisita cínica.
—Señor Hannover.
Estimado Sr. Engreído,Se me ha pedido que escriba un informe detallado acerca de la entrevista que se llevó a cabo el día de hoy y no tengo la menor idea de cómo comenzar a escribir la sarta de mentiras que me veré obligada a decir. Porque ¿Quién me creería? ¿Qué pensarían todos si me atreviera a decir que el famoso doctor, el aclamado Heredero de Gales en realidad no es más que un patán, un cretino egocéntrico indigno de ser admirado? Nadie me tomaría en serio, o peor aún: nadie me creería, así que prefiero exorcizar mis demonios siendo jodidamente honesta y escribir estas líneas (que tus preciosos ojos turquesa jamás llegarán a contemplar) diciendo lo que realmente pienso sobre ti. Comenzaré por decir lo mucho que me ha desagradado haberte conocido, fuiste una completa decepción. Ni siquiera tus logros académicos son suficientes para ignorar la calidad de persona que eres. En la vida me he cruzado con alguien tan prepotente, superficial y vanidoso como tú. Honestamente, esperé que u
8 HORAS ANTES...Al llegar Ian fue saludado por su personal de seguridad con un leve asentimiento de cabeza, mientras uno de sus escoltas le sostenía la puerta del vehículo sin llegar a mirarlo directamente a los ojos, el galés correspondió al saludo con un amago de seriedad tatuado en su perfilado y estoico rostro, para luego entrar al vehículo sin decir una sola palabra.Estaba de mal humor, el tiempo parecía no surtir el efecto correcto y hacer que olvidara la ridícula escena que protagonizó con la pasante del Herald. Por el contrario, la mente y el orgullo herido del doctor se negaban por completo a dejar ir el recuerdo de la testaruda jovencita que le gritó a la cara como si se tratara de un igual, que azotó la puerta y lo dejó con la palabra en la boca provocando que hirviera de la rabia, la escandalosa discusión retumbó en las paredes y los sacudió la mansión hasta sus cimientos.Estaba furioso... colérico mejor dicho, y a causa de eso quería destruir el Herald, destruiría a Ev
La cánula nasal comenzó a picar en su nariz y el olor esterilizado de las sábanas le provocaron náuseas. ¡Odiaba los malditos hospitales! Su brazo derecho estaba morado por los pinchazos de agujas y a pocos metros se encontraba su morena amiga acurrucada en un sillón color café.— Por fin ¡Despertaste! ¡Vaya susto me has dado, mujer! ¿Cómo te sientes?Preguntó caminando en dirección a ella. Maia tenía el cabello despeinado y una expresión de cansancio predominando en su bonito rostro. Aun así, sus preciosos ojos color café brillaron de alivio al ver que ella se encontraba bien..— Siento que me va a explotar la cabeza ¿En dónde rayos estamos? — miró a su alrededor— ¿Qué hora es? debo ir a trabajar, sácame de aquí.—Ya es de noche, te encontré casi inconsciente, te prohíbo que me asustes de esa manera— sentenció. Angie adoraba el complejo maternal de Maia— Todo está en orden, llame a tu trabajo para solicitar una licencia médica. Así que tienes el tiempo suficiente para descansar un po
En alguna parte de su cerebro una voz interior intentaba comunicarle algo de importancia cósmica, pero se había negado rotundamente a escucharla. Las abrumadoras emociones que había experimentado durante el día consumieron toda la energía de su pequeño, frágil y extenuado cuerpo, anulando las posibilidades de poder despertar por voluntad propia.La noche anterior, al llegar a casa había despotricado todo su odio escribiendo furiosamente un documento, una especie de carta dedicada a Ian en la cual le escribía a detalle cada una de las cualidades y carencias del joven doctor. La manera en que la había hecho sentir, esos ojos turquesa que desprendían rayos de electricidad cada vez que lo miraba, la forma en que sus músculos se tensaban bajo lino blanco de su camisa, como su manzana de Adán que subía cada vez que pasaba saliva y como esta acción provocaba que su boca se secara por completo.«No es nadie» recordó con ardor todos insultos que profirió en contra del hombre y como este en res
Parpadeó con incredulidad.—Mm, que si profesa alguna fe ¿Tiene creencias religiosas?Angie lo miró por primera vez en un largo rato. De pronto, Ian vio en sus ojos azules el reflejo de los suyos. Una chispa de verdadero interés se encendió dentro de ellos.— ¿Me pregunta que sí creo en Dios?Angie asintió vacilante sin entender su tono de asombro. Los labios de él dibujaron una sonrisa traviesa, se inclinó un poco hacia adelante y contestó:— ¿Qué clase de pregunta es esa?— se burló— Es solo una pregunta— lo interrumpió con un susurro, apabullada por su cercanía y la fuerte esencia proveniente de sus poros.— ¿Cree en algo... en alguien?El doctor frunció los labios en rictus amargo. Se puso de pie y apoyó las manos en el espaldar del sillón. Angie vio como los músculos se le tensaban bajo la camisa, pasó saliva.— Creo en mí, yo soy mi propio Dios. — Respondió — humillarse a pedir perdón es para miserables, personalmente creo que pueden hacer cosas mejores de rodillas que solo rezar
Ella también la había sentido, esa corriente extraña subiendo por la extensión de su brazo derecho hasta llegar a recorrerle el cuerpo entero. Aunque el famoso doctor era escandalosamente atractivo, Angie no sabía exactamente qué era lo que había en él que la hacía sentir abrumada, pequeña e indefensa.Durante ese breve instante en que sus manos se tocaron, Él pasó saliva y entrecerró los ojos, retirando su mano de inmediato casi como si el contacto le quemara la palma hasta terminar por meterla en los bolsillos de sus pantalones Armani. —También es un gusto conocerlo, Señor Hannover.Expresó con un hilo de voz.—Por favor, el Señor Hannover era mi abuelo o incluso mi padre. —Corrigió con su delicioso acento Galés acariciando su oído — A mí puede llamarme Ian, o como se sienta más cómoda. — Añadió — Si gusta en acompañarme.Angie asintió como en piloto automático y prosiguió a seguirlo hasta un cómodo sofá de cuero negro. En el centro había una pequeña mesita de cristal con tazas de
Último capítulo