Capítulo 46: No necesito tu dinero.
—Daniel no es una buena persona —dijo el hombre con voz tensa, mirando a su hija con severidad—. Le hizo mucho daño a su esposa; andaba aquí y allá, sin respeto ni medida. Te aconsejo dejarlo.
—Pero… yo no sé qué decir —musitó Victoria, bajando la mirada—. Él se ha portado muy bien conmigo.
—Y espero que lo siga haciendo —sentenció él con firmeza, apretando los puños sobre la mesa—. De lo contrario, yo lo mato.
—¡Papá, por favor! ¡No hables así! —protestó ella, visiblemente angustiada.
—Si te hace daño, no me voy a quedar de brazos cruzados —insistió él con la voz cargada de protección paternal—. Dime, ¿cómo está Mary? ¿Puedes darme su número de teléfono? Necesito hablar con ella.
—Mamá está muy enojada contigo —respondió Victoria tras un largo silencio—. Dice que nos abandonaste.
El hombre respiró hondo, como si se preparara para una verdad difícil.
—Yo no las abandoné, hija… ¡debes creerme! —dijo, con un tono quebrado por el remordimiento—. No quería hablar de este tema hoy, pero me