—¡Eso que me dices es terrible! —exclamó Victoria, llevándose las manos a la cabeza.
—Sí… casi perdemos la empresa —respondió Antonio, dejando caer el cuerpo en el respaldo de la silla—. Hace poco conseguimos unos contratos bastante generosos con inversionistas chinos. Estela se la jugó por completo con ciertos proyectos… ella y una empleada organizaron una especie de espectáculo, unos bailes y no sé qué otras cosas, con tal de volver a capitalizar la empresa. ¿Me acompañas más tarde a la oficina para ver cómo está todo? Me pondré al frente de nuevo y retomaré mis negocios.
—Esa idea del espectáculo exótico para los chinos fue mía —dijo Victoria de pronto, con la voz firme.
Antonio parpadeó, confundido.
—¿Qué estás diciendo?
—Tal como lo oyes. Trabajo para la agencia de publicidad RGBRANDING, y a cada área se le pidió una propuesta innovadora para impactar a esos empresarios. Presenté la idea, pero Karoll, mi jefa directa, no la recibió bien. Así que hablé con Estela y ella aceptó de