Al día siguiente, Victoria le envió a Andrés un documento en el que detallaba los gastos de la boda. Además, le devolvería el dinero no utilizado. No quería deberle ni un peso a ese hombre ni a Brenda; ellos podían acusarla de robo.Andrés, sin embargo, no deseaba que le devolvieran el dinero. Le respondió que lo dejara como compensación por los daños causados, pero Victoria y David tomaron la decisión de devolverlo. No querían problemas por algo que no les pertenecía.La histeria, el llanto y los reproches eran el pan de cada día para Andrés. Brenda lo acusaba de haber huido de su propia boda, de dejarla sola para irse detrás de Victoria. Andrés, con el brazo en cabestrillo y sufriendo un gran dolor, trataba de evitarla. No la soportaba y prefirió refugiarse en casa de sus padres. Allí, además, estaría cerca de su hermano, quien acababa de recibir el alta médica.Daniel no estaba bien; estuvo a punto de perder la pierna, y su estado de salud seguía siendo delicado. La familia decidió
En la empresa, todo marchaba a la perfección. Su hermana Karoll era una mujer muy inteligente y, en ausencia de Andrés y Daniel, se encargaba de llevar las riendas del negocio.Después de mucho pensarlo, Andrés llamó a la recepcionista para preguntarle si Victoria estaba en la empresa. Al recibir una respuesta afirmativa, le pidió que la hiciera venir a su oficina.Victoria tenía un bolígrafo en la mano y, al escuchar la solicitud de la recepcionista, comenzó a juguetear con él, señal de estrés. Mientras se dirigía a la oficina de Andrés, pensaba: ¿Cómo se estaría sintiendo Brenda si su único sueño era casarse con un hombre millonario y no lo había conseguido?Tocó la puerta y entró cuando la invitaron a pasar.—¿Me necesita? —preguntó.Andrés, con la mirada fija en unos documentos, levantó la vista al escucharla.—Quiero disculparme por lo sucedido en el tocador. No fue mi intención, no soy ese tipo de hombre.—Está bien, disculpa aceptada. Si no hay más, debo volver al trabajo.—Mi
Daniel moría de ganas por ver a Victoria, pero ella le dijo que, por esos días, estaría muy ocupada con un trabajo que tenía que hacer y era de suma importancia para ella. Esto fue terrible para él, ya que deseaba verla por encima de cualquier cosa. Ella decidió complacerlo y le hacía videollamadas en las horas de la noche para contarle cómo era su día. __ ¡Quiero hacerte una invitación! Pero no sé cómo está tu pierna. __ Esto me gusta, voy a hablar con el doctor. ¿Y la invitación es...? __ ¡Es una sorpresa! __ Ok, me gustan las sorpresas.La semana de la publicidad había comenzado, y ya estaban las empresas listas para dar a conocer sus productos y servicios. Para Victoria, participar con la empresa de su padre fue un gran reto. Deseaba que su padre pudiera al menos conseguir un contrato con la firma china que vendría al país a expandir sus negocios. Eso significaba inversión de capital, ventas internacionales, y reconocimiento a nivel regional y mundial. Sería muy buen
Victoria, ahora nuevamente fuera de la empresa, continuaba trabajando con su primo. Aunque el negocio marchaba bien y había clientes, su verdadera pasión era la publicidad. Hacía pequeños trabajos en Dubái, pero no era lo que realmente deseaba. Extrañaba la empresa donde antes trabajaba: un ambiente profesional, de apoyo mutuo y momentos agradables con sus compañeros.Se recostó sobre el escritorio. Su teléfono vibró con la llegada de nuevos mensajes. Era Daniel. A veces sentía que ese hombre la asfixiaba y no le daba su espacio. Cerró los ojos por un momento y, sin darse cuenta, se quedó dormida.Unos golpes en la puerta la despertaron. Era la secretaria, quien le entregó un sobre con su nombre. Victoria lo abrió con curiosidad y, al leer su contenido, quedó en shock. Era una citación ante la fiscalía por el accidente en el que fallecieron Bella y su bebé de seis meses de gestación.¿Cómo era posible que, después de cuatro años, esa pesadilla volviera a atormentarla? Ella ya lo había
Al llegar al restaurante, Daniel ya estaba allí esperándola. Se apresuró a saludarla desde su silla, ya que no pudo levantarse por el dolor en su pierna. Esto lo apenaba en realidad. —¿Llevas mucho esperando? —Quise venir temprano. La puntualidad es un defecto. —No es un defecto, es algo bueno. Victoria se sentía muy bien al lado de Daniel. Tenían casi los mismos gustos, compartían la misma profesión, y él se veía muy correcto, decente y amable. Además, era un hombre guapo, pero no sentía nada por él, solo amistad. —Victoria, ¿quieres casarte conmigo? —dijo Daniel mientras reían por las tonterías que decían. —¿Qué? —¿Lo que oíste? ¡Quiero casarme contigo y ya! —¡Pero es muy pronto! —¡La vida es muy corta para desperdiciarse en soledad! —¡Qué cosas dices! ¡Yo no me siento sola! —Entonces, ¿si te casas conmigo? —No, no, mi respuesta es no. Eres muy intenso. —Cásate conmigo, no te voy a obligar a nada. Por ahora puedes vivir en tu casa y yo en la mía, y luego vemos qué ocur
Meterse con un hombre por dinero era bajo, ruin, despreciable, y Victoria lo sabía. Pero tampoco tenía otro camino: ilusionar a Daniel con un amor que no existía o terminar en la cárcel. Si él le pedía que vivieran juntos, si le pedía sexo... ¿Lo haría? ¿Estaría con él como si nada?Esos interrogantes mantenían a Victoria pensativa. Daniel era un buen hombre y no se merecía eso. Por ahora, lo importante era ir a esa cena con la familia y tratar de caerles bien.La idea de que ella se fuera en taxi hasta la casa causaba desconcierto en Daniel. La inseguridad en la ciudad estaba desbordada, con delincuentes por doquier. No aceptó que ella viajara en taxi y decidió enviarle un auto para recogerla y llevarla hasta la casa.Victoria solo había visto a los padres de Daniel en la empresa y no había tratado con ellos, solo les había saludado. Ahora se encontraría con ellos. Esperaba no tener inconvenientes, pero ahí estaban Andrés y Brenda, las personas más odiadas para ella. Tenía que causar
Luego de este breve saludo, fueron invitados a pasar a la mesa, que ya estaba lista. Andrés llegó en ese momento y saludó a todos. Victoria lo observó; ese hombre siempre se mantenía muy arreglado, bien vestido, su cabello perfectamente peinado. Ya no traía la sonrisa de aquel día en que se conocieron, ahora se veía aburrido y distraído. Luego llegó Brenda, quien se acercó a Karoll para saludarla.La relación entre Brenda y Andrés no marchaba bien. Él pasaba mucho tiempo viajando y se quedaba semanas enteras fuera de la ciudad, mientras ella se quedaba en el apartamento. Para no estar tanto tiempo sola, se quedaba en casa de su madre. Andrés no había vuelto a hablar más de la fecha de la boda. No quería tocar ese tema, y cuando ella le insistía, él simplemente guardaba silencio.Andrés, antes de pasar a la mesa, se sirvió un vaso de whisky. No había visto a Victoria, pero cuando la vio, tomó todo el licor de su vaso, fue por más y lo llenó nuevamente. Buscó un lugar en la mesa y conti
—Madre, por favor, deja de interrogar a Victoria —intervino Daniel.—No es un interrogatorio, hijo, simplemente quiero saber todo sobre ella.—¿Quiénes son tus padres? —preguntó Marcela.—Mi madre es una mujer... muy sencilla —respondió Victoria.—¿Y tu padre? —insistió Marcela.—Victoria dice que su padre es un empresario muy importante en la ciudad, pero nadie lo ha visto —río burlonamente Brenda.__ Si tú no lo has visto, no significa que no exista. Cuando regrese, me aseguraré de que lo conozcas. __ Esperaré con ansias. Brenda continuaba burlándose de Victoria. __ Eres una mujer muy hermosa; mi hijo Daniel tuvo buen gusto esta vez. – Nadie esperaba las palabras del padre de ellos. Desde que se habían sentado a la mesa, no había pronunciado ni una palabra, parecía estar muy enfermo o con mucho sueño. __ Padre, tienes toda la razón. Victoria es una mujer muy hermosa e inteligente. – Continuó Daniel. Brenda y Karoll hicieron una mueca de fastidio. Brenda no aceptaba esas pa