**Tharion**
Vi cómo Lyra explotaba y cómo sus ojos chispeaban con furia.
Su respiración agitada, el tono mordaz en su voz, los temblores en sus manos… Todo era una manifestación clara de su dolor, su decepción… y su coraje.
—¿Qué culpa tiene mi pobre celular? —murmuró Krimson, tomando el aparato desecho con una mueca—. Lo acabo de comprar, pobre bebé.
Contuve una sonrisa por sus palabras y expresión apesadumbrada, pero me enfoqué en Lyra y su bienestar.
Mis puños se cerraron con fuerza a mis costados. Maldito Mikail.
Se lo advertí, le dije que no la provocara, que no removiera heridas que apenas comenzaban a sanar. Y aún así, volvió a actuar como un reverendo imbécil.
Por un segundo, temí que Lyra se dejara convencer. Que accediera a ir a Silverbane, que su corazón se ablandara.
Pero no, ella fue contundente. Le gritó que no había futuro entre ellos, que no lo quería más cerca.
Esas palabras me dieron mil años de vida.
—Bien hecho… —susurré apenas, sintiendo una sonrisa tironear m