**Lyra**
Desperté sintiendo la brisa del ocaso filtrarse por entre las cortinas, pero el espacio a mi lado estaba frío.
Extendí la mano por puro impulso, buscando ese cuerpo cálido que horas antes me había hecho olvidar el mundo entero… pero no había nadie.
—Se fue… —murmuré para mí misma, mientras mis dedos se cerraban en el hueco vacío de las sábanas.
Una mueca amarga se apoderó de mi rostro.
No sabía qué hora era, ni cuánto tiempo llevaba dormida, pero lo más inquietante era la sensación de abandono que me calaba los huesos.
¿Dónde estaría Mikail? ¿Se había marchado sin mirar atrás?
El corazón se me encogió al pensar si acaso él consideraría todo aquello un simple momento de debilidad.
Algo pasajero. Algo sin significado.
—No… no pudo haber sido solo eso —me dije con el pecho apretado. Pero el escalofrío que recorrió mi espalda no me dejó convencida.
Un crujido en la puerta me sobresaltó, y la silueta de Ava entró con el rostro completamente pálido.
Se detuvo en seco