Lumen
Ella volcó el zumo sobre mi cara y no hice nada para evitarlo. Nunca antes algo así me había sucedido, esa debilidad, esta sumisión, no era nada a lo cual estaba acostumbrada. Todos en mi manada siempre me respetaron, como hija del alfa, como futura alfa.
Mis ojos se llenaron de lágrimas.
—¿Vas a llorar? —preguntó Astrid, soltando una carcajada estridente.
Me empujó hacia un costado, con fuerza, para marcar mi lugar. Luego, se puso de pie y caminó hacia mi armario.
—Es ropa muy fina para una sucia esclava. —Astrid abrió la puerta del armario y comenzó a arrojar los vestidos y prendas al suelo.
Volcó mi desayuno en toda la ropa. Luego, me miró nuevamente, iba a venir a atacarme de nuevo.
—Te pondrás esto cada día, esclava. —dijo ella, con los ojos chispeantes.
Le gustaba hacerme sufrir y no comprendía porqué. Wendy dijo que a ella le gustaba Seth y debía estar enfadada conmigo porque me escogió. Yo no tenía la culpa.
Debía resistir. No contraatacar, no, ahora sería solo una sente