Narrador
El roble se alzaba imponente, las hojas caían sobre los lobos moribundos que comenzaban a recuperarse poco a poco. La constancia de Jimmy logró que su tiempo de vida se extendiera, aunque fuera mínimamente.
“En cualquier momento caerán sobre nosotros”
Pensó Jimmy, el sudor lo estaba sofocando por los nervios. Si el rey veía lo que estaba haciendo sería considerado un traidor. Además, había entrado a Sombra de lobo, todo lo condenaría.
Se planteó a si mismo abandonar a los padres de Lumen allí y volver rápidamente al castillo, fingir que no ocurrió nada y volver a la normalidad.
No era una opción. No podía siquiera pensar en ello. No era esa clase de persona. A pesar de ser parte de una manada cruel y despiadada.
Siguió curando a los lobos, disminuyendo su aura para que no lo olfatearan. La esperanza de pasar desapercibido era minúscula. El viento soplaba fuerte y las hojas caían con más frecuencia sobre ellos. Los dos lobos, dormían.
El aroma de Athius le llegó como una ráfa