Pasó una semana y Ángel estaba preparado para marcharse lejos junto a su nueva familia. Como Emilia no se hizo presente en el night club, las cosas fueron en declive y él se lo regaló al amigo con quien había ganado la apuesta.

Ese hombre había apostado toda su fortuna por qué su esposa lo había engañado y le mintió haciéndole creer que tenía una hermosa familia y resultó que ninguno eran sus hijos y ella era todo una aprovechada.

—Me alegro tanto de verte de pie y superando toda la tristeza que tu rostro gritaba la última vez que nos reunimos.

—Esa mujer me quitó el deseo de vivir, pero luego reflexioné y decidí que no merecía mi tristeza y aquí estoy de pie, dispuesto a seguir adelante.

—Me encanta que pienses de esa manera. Nunca es tarde para encontrar el amor, te lo puedo decir yo que lo encontré después de los cincuenta.

Él caminó hasta Ángel y colocó la mano en su hombro —Me alegra tanto que estés de regreso y que hayas sobrevivido a ese brutal ataque.

—No era el momento de par