Corté la comunicación con Coren y froté mis sienes. La próxima vez Kelly y Kael se alegrarían aún más con la carreta, pero no podía quitarme lo último de la cabeza: ¿qué le habría dicho Shaela a mi padre, para que la declarase traidora? ¿Y cómo había escapado de la prisión? Aquel incendio había sido muy conveniente, ¿tendría algún aliado en el Palacio? Y si era así, ¿seguiría allí?. Exhalé un suspiro.
— ¿Erick? ¿Qué sucede? — escuché a Kelly en mi espalda. Me sobresalté, haciendo que el corazón me latiese rápido.
— ¿Kelly? ¿No estabas durmiendo? — pregunté forzando una sonrisa.
— Lo intenté, pero después de vuestra discusión ha sido imposible. Así que he decidido relevar a Kael.
— ¡Los niños! — dije preocupado, levantándome rápido.
— No te preocupes. Está esperando a que regresemos.
— Qué alivio — dije soltando la preocupación.
— Sé que te preocupas por ellos, pero Kael nunca les haría daño.
— ¿Estás segura? Yo le veo capaz de sacrificarlos.
Kelly se rió.
— Totalme