— Ya puedes abrir los ojos –Mila obedeció a Jonell, cuando abrió los ojos observó todo el lugar, sintió escalofríos, no es que no estuviera acostumbrada a lo paranormal, pero ese lugar era sombrío, triste sin duda daba miedo.
— ¡Acogedor! –Jonell la miró fijamente.
— ¡ALAIN! –El grito de Jonell se escuchó en cada rincón de lugar formando un eco, rápidamente un vampiro alto y corpulento apareció de la nada. – ¿Dónde está ella?
— En sus aposentos señor
— Bien, vigílala –Le ordenó señalando a Mila, el vampiro sonrió con malicia mientras que Mila se puso a la defensiva dejándole ver al vampiro que no era una débil.
— Como ordene señor –Jonell se alejó en un pestañeo, apareció en la habitación que había destinado para Camille abrió la puerta de un portazo, pensó que asustaría a la chica sin embargo ella estaba sentada en el medio de la enorme cama observando sus uñas.
— ¡Está vez te pasaste de la raya! –Camile alzó la mirada sin perturbarse ni un poco.
— ¿Yo? tu amante, llegó aquí con