Miguel quería acercarse a consolarla, pero, sin embargo, fue apartado de un empujón. Entonces, Ana gritó enfadada:
—¿Qué hace aquí este inútil? ¡Mi hija no quiere verte, sal de aquí de una puta vez!
Miguel hizo caso omiso de Ana y miró seriamente a Alicia.
—Alicia, no tienes que preocuparte. Es una