Anna se despierta feliz, ya es viernes y Egan llegará para quedarse el fin de semana. Pero además de verlo, lo que le entusiasma más es la promesa que le hizo de enseñarle a cabalgar esos días.
Sale de la cama, espera su turno para entrar al baño y cuando sale de allí vestida para trabajar, se encuentra con Ángel, a quien le sonríe sinceramente.
—Buenos días, jefe —él se ríe y le saluda.
—Buenos días, señorita Esposito, hoy pareces de buen ánimo.
—Es que hoy llega mi novio —le dice con una risita nerviosa y él asiente—. y este fin de semana me enseñará a cabalgar.
—Eso es una excelente noticia, podría llevarte a conocer los campos. Estoy seguro de que te encantarán.
Ella da un saltito feliz y se va a su cuarto para dejar sus cosas, Ángel la está esp