—¡No me toques o comenzaré a gritar! —exclamó Frida desesperada y con lágrimas en los ojos.
—Frida… No debes de tener miedo, no a mí…
La voz varonil se le hizo conocida, era la misma que resonaba dentro de su cabeza, entre recuerdos y dolor. Abrió los ojos con sorpresa y aunque su rostro no se le