Luego de unos minutos con Damián, Helena salió. Además de que no quería cansarlo era consciente que los demás también querrían verlo. Al despedirse de ella le pidió que llamara a Benjamín y al salir Helena lo hizo.
—Quiere verte —le dijo mientras se secaba unas rebeldes lágrimas que aún vagaban sin ya mucho sentido.
—¿Qué pasa? ¿Por qué lloras? —Le preguntó Benjamín y Helena negó con la cabeza.
—Son las emociones, pero está bien y se que se va a recuperar.
—Así es, hermana. Todo estará bien. Deja voy a verlo y después tú y yo iremos a comer algo ¿de acuerdo?
—Sí, te espero —dijo Helena y se retiró para ir a la sala de espera.
Benjamín entró y se emocionó al ver a su hermano, no lo encontró en su mejor momento, eso sí. Tenía cantidad de golpes por todas partes que ya eran moretones, pero estaba a salvo y eso era lo importante.
—Nos has dado un gran susto —fue lo único que pudo decirle y Damián le mostró el puño para que lo chocara.
—Lo se, yo sigo igual. Creí que no la libraría —le