-Esto es para ti -le dijo su abuelo mientras deslizaba una carpeta sobre el escritorio.
-¿Qué es? -Preguntó Helena un tanto intrigada y abrió aquella carpeta para leer los documentos que contenía.
-Es lo que les corresponde a ti y a tu madre -le dijo con tranquilidad -es una cuenta a tu nombre de la que puedes disponer ahora mismo si así lo deseas.
Eran demasiados ceros, ahí confirmó que la cerveza y el tabaco eran negocio de verdad.
-No vine buscando esto -le dijo con rostro serio -ni lo quiero, ni lo necesito. Yo solo quería conocer a mi familia, saber a dónde pertenecía y ya.
-Pero es tu derecho -refutó el abuelo.
-Espero entiendas que si lo tomo estaría fallándole a mi madre y de paso a mi abuela.
No fue un reproche, pero sintió que lo era y solo agachó la mirada ante lo que él creía que era el juicio de su nieta.
-¿Qué quieres hacer con ese dinero?
-Puedes repartirlo entre mis sobrinos, creo que sería buena idea.
-Como tú lo desees, Helena. Yo solo quiero tener en ti lo que