-Quiero que seamos libres de mostrar nuestro amor, que seamos como cualquier pareja común y corriente ¿Es mucho pedir?- dijo con un puchero.
Ivan abrió grandes los ojos, podía ver la determinación en la mirada de Clara. Jamás había pensado que una confesión de amor lo estremeciera tanto como un adolescente inexperto frente a su primer amor.
-¿Estas segura de esto? Sabes bien la vida que llevo y es algo que no puedo dejar…
-¿Tú me quieres? ¿Tú también quieres esto?- preguntó la joven con miedo en sus palabras.
“¿Y si él no quiere lo mismo que yo? No tendría más remedio que irme de este mundo y alejarme lo más posible de esta familia para que jamás pudieran hacerle daño a mi niño”
Pero sus inseguridades se esfumaron rápidamente cuando sintió las cálidas manos de su amado envolver las suyas y besarlas con cariño.
-Claro que quiero princesa, es solo que no quiero que nadie ni nada te haga daño, si algo te pasara…
-Nada va a sucederme si estamos juntos-
Los ojos color miel de su ama