Nick cerró todas las puertas y ventanas de la cabaña con cerrojo. Apagó todas las luces que no eran necesarias y que podrían llamar la atención de sus enemigos. Necesitaban pasar desapercibidos lo mejor posible hasta que las cosas se calmaran.
Por el rabillo del ojo vio a Clara levantándose de la silla de ruedas con su niño en brazos.
-¿Qué haces? No te levantes- exclamó alarmado.
La joven madre lo ignoró y le entregó su bebé, que ahora dormía plácidamente entre cobijas, a la mujer que la ayudaría a cuidarlo. Erik se había encargado de tener en casa todo lo necesario para el cuidado del niño mientras estuvieran ocultos, y eso incluía ayuda en la crianza.
-Por favor, cuídalo bien mientras no estoy- pidió la joven.
La mujer mayor tomó al pequeño y Clara se acercó a darle un suave beso en su frentecita. Luego la empleada se lo llevó hacia el piso superior.
Nick arqueó las cejas con confusión.
-¿Mientras no estás? ¿De qué estás hablando Clara?
La joven caminó hasta el baño y abrió el boti