Al escuchar el sonido de las llaves tintinear afuera de la puerta, Luca e Isla cambiaron al instante de su ambiente juguetón a una actitud seria.
Los dos ya habían acordado que, para no despertar sospechas en Vanessa, debían mantener la actuación en cuanto ella regresara.
—Tío Luca, tienes que tomar tu medicina. Aunque no comas, no puedes saltarte los medicamentos —insistió Isla, empujando el vaso de agua y las pastillas hacia él.
—No voy a tomarla. No pienso comer hasta que tu mamá vuelva —Luca desvió la mirada con terquedad, el tono desafiante.
En ese preciso momento, Vanessa entró y se encontró con la escena.
—¿Por qué no estás tomando tu medicina? —frunció el ceño al ver las pastillas sobre la mesa.
—¡Oh, volviste! —Luca se levantó apresurado, sorprendido al verla.
—¿Ya comiste?
—Todavía no.
—Yo ya comí.
Ambos respondieron a la vez.
¡Oh no, olvidamos coordinar nuestras líneas!, pensó Isla mientras se cubría la boca rápidamente y lanzaba una mirada cautelosa hacia Vanessa.
Vanessa