William se sentía algo impotente. Había oído hablar de los problemas de la industria del entretenimiento, pero no conocía bien cómo manejaban estas situaciones las agencias habituales. Sin embargo, recordó que tenía amigos trabajando en las mejores firmas de relaciones públicas del país. Tal vez podría pedirles ayuda para resolver esta crisis.
Así que les propuso la idea, solo para recibir un rechazo de ambos.
Cassandra lo consideró completamente innecesario.
—Estos rumores no me molestan en absoluto, y este tipo de especulación no me hará daño. Con el tiempo, desaparecerán por sí solos, así que no hay necesidad de prestar atención a lo que dice la gente —dijo con tranquilidad.
Leonardo asintió, de acuerdo.
—Yo siento lo mismo. No me importa lo que digan. Además, ya no busco escalar en mi carrera. Solo quiero resolver el asunto de Mariah y limpiar su nombre. Una vez que todo se calme, me iré de este lugar.
William solo pudo suspirar, sin saber qué decir ante la determinación de ambos.