Mundo de ficçãoIniciar sessãoMansión Kensington
El abuelo Kensington estaba completamente concentrado en su pintura, sus pinceladas fluían como nubes y su caligrafía parecía humo.
Al ver que el abuelo se veía un poco cansado, el mayordomo se acercó con una taza de té de hierbas.
Sentado en su silla de caoba, el abuelo Kensington volvió a sumirse en sus pensamientos.
—Maestro, escuché que la señorita Saxon ha regresado —dijo de repente el mayordomo.
—¿Ah? ¿Cuándo sucedió eso? Esa niña nunca me lo mencionó —respondió el abuelo, todavía tratando de asimilar la informaci&oac







