Vanessa no podía darse el lujo de molestarlo y solo pudo responder evasivamente:
—Está bien, está bien, como digas.

Aunque Luca quería explicarse más, sabía en el fondo que ella no le creería.

Al final, soltó un pesado suspiro por la nariz.

—¿Por qué querían matar al presidente Pako?

Al escuchar esto, Luca levantó la vista y la vio con una expresión conflictiva y arrepentida. No se había dado cuenta de que sus puños estaban apretados con fuerza.

Colocó su pie sobre la mesa de café y se sentó en el sofá individual a su lado, mirándola fijamente.