Capítulo 16: Lo que me pertenece.
La tarde había transcurrido en un ritmo extraño. Las sombras alargadas del atardecer proyectaban figuras inquietantes en las paredes de mi pequeña casita, y el silencio, ese silencio denso que tanto anhelaba, se sentía ahora como un peso insoportable.
Me senté en el borde del sofá, con los codos apoyados en las rodillas y las manos cubriendo mi rostro. Una oleada de emociones contenidas comenzaba a desbordarse. Sentía los ojos arder, pero antes de que las lágrimas pudieran escapar, un golpe en la puerta me sobresaltó.
Todo el día estuve planteando en mí la idea de volver a irme pero supe que él me volvería a encontrar y no iba a estar toda la vida huyendo. Lo mejor que pude hacer fue revisar asuntos que tenía pendiente pero me sentía demasiado sensible y no sabía qué hacer... Sentía un desespero e inconformidad que me quería hacer llorar.
Ya estaba anocheciendo, por lo que me puse a organizarme para intentar dormir, pero una llamada de Sophie me distrajo.
—¿Aló? —contesté.
Hubo un sil