Capítulo 458
Qué ridículo.

Le respondió seria:

—Daniel, el problema que nos separa nunca hemos sido tú y yo. Son tus padres, y la enorme diferencia que hay entre nuestros mundos.

—¿Y para quién crees que me estoy matando a trabajar? ¿No ves que es por nosotros?

La observó, perdido.

—¿A qué te refieres con que es por nosotros?

Laura lo despidió con una frase tajante.

—Haz lo que te parezca mejor. Tengo una clienta esperando. Te lo repetiré por última vez: el problema no somos nosotros.

En verdad tenía una clienta a punto de llegar, y carecía del tiempo y la energía para seguir con esa discusión. No podía permitirse ese desgaste. Se sabía incapaz de la proeza de lidiar con él y, un segundo después, recibir a su clienta con una sonrisa radiante. Sencillamente, no era esa clase de persona.

Daniel se quedó inmóvil, con la vista fija en la puerta cerrada de la oficina, invadido por una desolación inexplicable. Tenía la abrumadora sensación de que todos a su alrededor progresaban, que construían algo, mie
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