—Tienes razón, lo pensaste mejor. Fui muy impulsiva esta vez.
Lorena continuó:
—Lo que dices es cierto. Si vas a entrar a la empresa, no puede ser bajo las órdenes de Sofía. La gente no pararía de inventar rumores.
Valeria, al ver que su madre por fin entendía, le dedicó una sonrisa que parecía aún más sincera.
—Entonces, ¿qué puesto cree que sería adecuado para mí?
—Déjame pensarlo con calma y después te digo.
Lorena no respondió, pues no quería ilusionarla para luego decepcionarla.
Valeria apretó los puños, la insatisfacción creciendo en su interior. Ambas eran sus hijas, ¿por qué Sofía podía recibir el puesto de directora general sin más, mientras que a ella tenían que ofrecerle una dirección de diseño?
Y para colmo, bajo las órdenes de su hermana. ¿Cómo iba a aceptar algo así? Y ahora su madre ni siquiera se atrevía a decirle qué posición le daría, solo que necesitaba pensarlo. Era claro que tenía una preferida.
A pesar de sus pensamientos, no dejó que se notara en su cara. Se pus