—Claro, sin prisa. Usa los materiales que necesites.
El señor Valdés lo dijo con una sonrisa, en un tono que buscaba claramente complacerla.
Al escuchar esto, la confusión de Sofía no hizo más que aumentar.
«¿Este es el mismo Ricardo Valdés que conocía? ¿Cómo puede ser que haya cambiado tanto?»
Recordaba que, antes, su tono era más bien arrogante. O, en el mejor de los casos, indiferente, pero nunca con ese servilismo de ahora.
Cuando colgaron, ella se quedó mirando el celular, sin terminar de procesar lo que había pasado.
Por su parte, Ricardo suspiró aliviado, por fin le había enviado los materiales. Seguramente ella, en agradecimiento, intercedería por él. Una vez que eso pasara, ganarse el favor de Altamira Desarrollos sería solo cuestión de tiempo.
Solo de pensarlo, el humor de Ricardo mejoró bastante. Cuando lograra una buena relación con la gente de Altamira, no se olvidaría de Sofía, quien le había abierto la puerta. Este cálculo ya estaba bien planeado en la mente de Ricardo,