—Qué afortunada es usted, directora Vargas. Con su hija Sofía consiguiendo este proyecto, seguro que todos vamos a necesitar mucho de su apoyo más adelante.
—Ay, no es para tanto —respondió Lorena con modestia.
Durante toda la noche, los halagos de ese tipo fueron incontables.
Pero nadie se atrevía a mencionar el asunto de Sofía y Daniel delante de Lorena; nadie quería ser imprudente.
Después del momento tan tenso que habían protagonizado Sofía y Daniel en la fiesta, todos sabían muy bien a quién convenía más adular: si a la familia Mendoza o a la familia Vargas. Comprendían la diferencia de peso entre Constructora Horizonte e Inmobiliaria Panorama.
Era mejor invertir el tiempo en conversar con Lorena; con suerte, los recordaría y podrían hacer negocios juntos en el futuro.
Valeria apartó la mirada y soltó un suspiro pesado.
«La balanza en el corazón de mamá ya se inclinó», pensó. «Si no hago algo pronto, no quedará lugar para mí en la familia Vargas».
«Sofía, debes estar muy satisfech