Él estaba de espaldas a la puerta, sin saber que Sofía se encontraba afuera, observándolo todo.

Jimena notó la presencia de Sofía por el rabillo del ojo. Un brillo de astucia asomó en su mirada y sus elogios se volvieron más efusivos.

Sofía apretó los puños lentamente y, al final, se marchó sin decir una palabra.

Si se observaba con atención, se podía distinguir la tristeza en su mirada.

Jimena no había dejado de observar de reojo los movimientos de Sofía y, al verla partir, la comisura de sus labios se curvó lentamente en una sonrisa.

Alejandro dijo con impaciencia:

—Si vamos a hablar del proyecto, hablemos del proyecto. Pero mantén tu distancia.

Mientras hablaba, se inclinó ligeramente hacia la derecha.

Jimena consideró que su objetivo estaba cumplido. Si Alejandro quería mantener la distancia, que así fuera; después de todo, Sofía ya había presenciado la escena anterior.

—Alex, tendré más cuidado la próxima vez.

Respondió Jimena con docilidad.

Al verla tan sumisa, Alejandro entrecer