78: No cantes victoria.

Darwin.

Mylo me abrió la puerta y después de que saliera mi padre, estuvo detrás de nosotros.

—Señores Baker. —Sarah nos dio un leve asentimiento—. Señor Baker. —Me miró—. Acabo de hablar con el juez, se ha concedido el juicio privado. Solo el jurado, el padre y madre de la fallecida, O'Reilly, su abogado, usted y yo.

—¿Y mi padre?

—Lo siento señor Baker. —Giró hasta Sasha—… pero usted entiende. Se ha concedido por respeto y discreción a todo lo que ha estado ocurriendo.

—Basura —soltó mi padre, en cuanto caminamos rumbo a las escaleras—. Lo hacen porque ese bastardo es periodista y sus amigos también...

—¡Señor Baker! —dijo precisamente uno de los periodistas.

—¡Ex senador Baker!

—¡Candidato Baker! —Y otro.

—¿Podría responder nuestras preguntas, por favor?

—Darwin…

Giré el rostro hacia la voz. El silencio no tardó en llegar. Era Jules. Mi cara de asco seguramente fue capturada en medio de los periodistas mientras subíamos las escaleras.

—Jules O'Reilly, ¡qué flexible es el descaro!
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