Arthur es un Magnate agresivo, posesivo y pulcro. Cree que puede tener el mundo a sus pies, posee todo a su antojo y cuando algo quiere lo toma sin previo aviso. Vive en una total oscuridad, el odio que abarca en el por causa de una familia que le arrebato lo más preciado para él, incluyendo la alegría y la felicidad. Cariza es dulce, tierna y carismática, su vida cambiara de una manera indescriptible al ser comprada por un hombre mayor que ella. Sin embargo el amor renacerá a pesar de las diferencias de ambos. Podrá Arthur dejar el pasado y cambiar su perspectiva al enamorarse de su esposa... El amor del pasado vuelve a nacer y con ello los secretos mas dolorosos. Ella es la luz que el necesita para lograr salir de la oscuridad. **** La quiero a ella como mi esposa, me importa poco si es una joven, quiero que ella sea la que pague todos los daños que me ha provocado esa maldita familia. Será el As perfecto para realizar mi venganza. Odio es lo que poseo en mi duro corazón, nada ni nadie podrá quitare este mal que cargo. La quiero para sacar esto que siento, durante mucho tiempo, Cariza, será mía a como dé lugar, todo lo que deseo lo posee y comprarla será fácil. Soy Arthur Miller, un tipo arrogante con mucho millones, mi plan es hacer pagar a todos los involucrados con la muerte de mi madre y sobre todo, cumplír mi promesa. Las deudas de sangre, se pagan con sangre.
Leer másCariza.
Cada día que pasa entiendo menos las intenciones de mi padre. Quiere que deje mis estudios ya que jamás lograre terminarlos, según él estoy perdiendo mi tiempo.
Definitivamente no lo entiendo, pero como dicen por ahí, es mejor que haya un loco y no dos, no me pondré al discutir con alguien que no razona.
Me llamo Cariza Golddy. Me falta poco para terminar la secundaria y unos seis meses para cumplir mis diecinueve años de edad, quizás ya soy mayor edad en este país pero mientras viva con mis padres sigo siendo una mantenida, de echo debo obedecer y hacer cada cosa que ellos me digan. Dejando atrás a mis padres, les contare un poco de mi, bueno estoy fascinada con el chocolate, amo las uva son dos cosas de cual no me puedo resistir a pesar que el chocolate tiene demasiada grasa, en fin ¡me encanta!
En mis pasatiempos la paso dibujando o bien leyendo alguna historia de amor. Me encanta leer esa es una de las cosas que no dejaría jamás.
Tengo novio, su nombre es Maximiliano él es dos años mayor que yo. Es nacido en el Salvador pero vive acá en Managua ya que estudia en la Universidad Politécnica. Nos amamos mucho y llevamos un año de ser novios. Aparte de eso tengo dos mejores amigos; Keyla y Joel ambos son únicos.
Dejando de lado todos, les diré que pronto me graduaré y mi deseo es estudiar Diseño Gráfico, Arquitectura o pintura. Estoy colada con todo lo que se base en dibujo, arte o diseños de ropa. Al salir de clases me reúno con mi novio Max él me lleva a la heladería más cercana al colegio, los dos estamos tomando un rico helado de chocolate. Mi preferido.
—¿Cuándo aceptarás irte conmigo un fin de semana?— pregunta Max jugando con mis manos.
—No lo sé— respondo con tristeza. —Mis padres son estrictos y a ellos les desagrada la idea de que tenga novio.
Sólo mis amigos saben que tengo novio, si mis padres se enteran, serían capaces de encerrarme en mi habitación por meses, luego me prohibirían ver a Max. Es lo que menos deseo. Lo mejor es mantenerlo en secreto y así nadie podrá separarnos.
Observo a Max algo frustrado y para calmarlo le doy un suave beso en la mejilla.
—Pronto—sonrió. Al salir de la heladería, me quedo esperándolo ya que se ha ido a comprar una malteada para llevar.
Un escalofrío recorrió mi espalda. Sentí una mirada fija en mí, como si alguien intentara leer cada secreto de mi alma.
Volteé lentamente y allí estaba: un auto negro lujoso, su pintura reflejando el sol como un espejo.
El parabrisas bajó, revelando a un hombre de mirada intensa y penetrante, como si me conociera.
Su sonrisa, ladeada y cargada de misterio, me heló la sangre. ¿Quién era él? ¿Y por qué parecía que esperaba algo de mí?
Me hace sentir extraña, es como si lo conociera de antes ¿pero de dónde? Definitivamente es un tipo muy guapo, se nota que es algún rico de estos rumbos.
Miro a mí alrededor para ver si esta mirando a alguien más, sin embargo es a mi a quien observa detalladamente, provocando que se me erice la piel. Luego alza un dedo apuntando en mi dirección. Sonríe de lado y sin más arranca su auto a gran velocidad. Me abrazo a mí misma al sentir escalofríos. ¿Qué fue eso? Una mano rodea mi cintura me estremezco algo asustadiza al sentirla.
—¿Pensando en alguien más?—pregunta Maximiliano besando mi cuello. Niego—No es eso, sólo vámonos. Son más de las dos de la tarde y mi padre es capaz de echar un grito al cielo —Bufé irritada y Max se ríe.
—Claro mi amor, vamos te llevo.
***
Al llegar a mi vecinadirio le digo a Max que me deje en el parque como siempre. De aqui son tres cuadras más para llegar a mi casa. Nos despedimos con un suave beso que me deja tonta y más enamorada.
—¿Te veo mañana?—pregunta.
—Sí —prometo dándole otro beso corto. Me gustaría pasar más tiempo con él, pero sé que es imposible. Mis padres controlan mi vida porque según aún no estoy lista de ser independiente, aún que falta solo este años para los diecinueve años y listo hare lo que quiera. —Nos vemos.
Llego caminando a casa y tardo unos diez minutos, ya que soy lenta y algo a tontada. Mi padre dice lo mismo. Siempre me recuerda todos mis defectos. Sólo espero que no me regañe. Respiro hondo y saco todo el aire contenido por la caminata que me eché.
—Hola mamá —saludo entrando a la sala.— Ya estoy en casa.
—Hola mi amor, llegas tarde—me reprende. —Sabes muy bien cómo se pone tu padre cuando vienes tarde.
—Lo sé mamá, pero deben entender que estoy en último año, debo reunirme con mis compañeros para hacer algunas tareas.— Me quejo.—Por cierto ¿dónde está él?
—Intenta no llegar tarde la próxima vez.— mamá insiste suspirando—Tu padre está en la empresa trabajando, avisó que llegaría tarde, sabes que es socio a pensar de habernos quedado en la calle. —La última parte lo dice sonando triste.
—Oh, bien—susurro sin querer comentar nada, si hubiera sabido que papa tardaría en su trabajo habría pasado más tiempo con Max. —Iré a cambiarme.
Entro a mi habitación y dejo mi mochila a un lado, pienso en la vida que teníamos antes. Yo era una niña de doce años cuando papá al hacer un mal manejo, perdió su empresa. No sólo eso, sino que lo despojaron de la mansión y otras cosas que para él eran de suma importancia.
Paso el día haciendo un par de tareas y cuando llega la noche decido tomar un baño, a salir me pongo el albornoz y caigo rendida en la cama, mama pregunta si quiero cenar a lo que le respondo diciendo que no.
Me quedo acostada y mis ojos se cierran al instante, lo primero que se viene a mi mente una vez más son momentos que nunca pasé en mi vida o eso creo, son recuerdos de un niño, una alberca y un horrible sótano.
—Eres mía Cariza. —Su voz suena molesta y autoritaria— Recuérdalo, no lo olvides.
Sus ojos brillan con posesión, y asiento porque me da miedo. ¿Por qué me observa como si me odiara?
Al despertar escuchó voces en la sala, deben ser mis padres. me despabilo de la cama algo asustada por esa pesadilla ¿Por qué sigo soñando con este tipo? No entiendo. Enciendo la lamparita y entro al baño, lavo mi rostro, pero me detengo al oir unos ruidos al otro lado de la habitación estos llaman mi atención. Camino con sigilo, me acerco a mi puerta y escucho como mis padres discuten.
—El desea cobrarme mujer— replica mi padre con voz temblorosa —La compro y es nuestro deber entregársela.
¿De qué hablan? Mamá se pone nerviosa y muerde sus uñas.
—Pero... Dios mío, esto es muy...—mamá ni siquiera es capaz de terminar de hablar.
Veo como mi padre hace camino hacia mi habitación, rápidamente regreso a mi cama, y me hago la dormida.
—¡Cariza! —grita tan autoritario como siempre. —Debes levantarte ya son más de las seis. Y sabes al salir de clases quiero verte aquí. Tenemos una visita muy importante.
De que visita se trata.
Esa noche, en mis sueños, sus ojos seguían observándome.
Y en el fondo de mi mente, una voz autoritaria susurraba: "Eres mía, Cariza."
Axel.Camino por el jardín, el ambiente es refrescante, las luciérnagas avivan la oscuridad, me senté en uno de los balancines, dirijo la mirada en dirección a mi hermosa familia, mi padre adora a mi madre, ella es una mujer digna de ese amor. Algún día no muy lejano deseo tener una hermosa y buena esposa como lo es mama, sé que un día uniré mi vida junto a Lorena, nos amamos o bien si no es ella se que habrá otra.—Cielo, que haces solito— aparece mi novia detrás de mí.—Solo recibiendo el aire que desprende los árboles.—Te amo Axel— expresa en murmullo, la abrazo con vehemencia, ella sonríe sobre mis labios.Yo también te amo— respondi sobre su boca.Mientras nos besamos con amor, el viento acaricia nuestros rostros, me siento feliz de mi familia y feliz de tener a mi novia.—¡Axel ven, es hora de la foto familiar!— la voz angelical de Casseling nos hace separarnos de nuestro beso, Lorena deja escapar un suspiro molesto, sostengo su mano y entramos a la casa. Mi madre se acerca a m
Axel.Creo que me voy a volver loco con estas dos mujercitas, hacen lo que quieren, las traje para que compren el regalo de mama y ellas se ponen a fisgonear con sus amigas, son tan exasperantes y pensar que tengo que cuidar de ellas o ciertos niños se les pueden acercar y eso no lo permitiré, están muy pequeñas.—Oye cielito, tus hermanas son un dolor de cabeza— comenta Lorena, mi novia, ella levanta sus cejas y mira en dirección a la tienda.—Preciosa, si mantuvieras esa boquita cerradita te vieras más bonita, mientras hablas provocas que tenga más dolor de cabeza—espete molesto, me fulmina con la mirada. La amo pero jamás permitiré que nadie le hable de esa manera a mis pequeñas hermanas.Soy el hermano mayor, tengo dieciocho años y ellas apenas once, las quiero un montón, mi madre y ellas son mi debilidad y claro amo a mi novia pero ella es tan exasperante y ni idea porque.Lorena es cuatro año mayor que yo, la conocí hace dos años. Es hija de uno de los amigos de mi padre, bueno
Cariza.Nos encontramos colocados en la hermosa habitación con gran ventanal de cristal y con la mejor vista al mar, me recosté en la gran cama, Arthur se acercó a mi depósito un beso y antes de hablar tocan el timbre de la habitación, mientras él va a recibir lo que pidió, me pierdo en el hermoso panorama.—¿Te gusta la sorpresa mi amor?—. Me cuestiona mientras sirve el vino, no me había fijado en el carrito.Varias porciones de frutas, dos copas y una botella de vino, a otro extremo una cajita de color rojo. De que se trata.—Wau, lo tenías todo planeado mi amor—. Añadí levantando ambas cejas.—Cuando se trata de ti eso pasa Esposa Mia—. Declara extendiéndome la copa con vino tinto.Le sonreí sincera, chocamos nuestras copas le di un sorbo, sus ojos no dejan de verme, algo más se trae.—Mi amor eres muy bonita, sabes que me encanta cuando sonríes ruborizada, me alegra ponerte de esa manera.—Gracias por el cumplido— Suspiro mirándole, es un hombre tremendo en todos los aspectos.Gir
Cinco años después.Cariza.Cinco hermosos años he pasado al lado de mis seres queridos. La vida me ha enseñado muchas cosas, buenas y malas.Las buenas es tener a mi esposo y a mi hijo junto a mí, mis padres, hermana y amigos, ellos son lo que día a día me hacen sonreír feliz y sentirme protegida, lo malo fue pasar todo aquello incluyendo no tener más hijos, a pesar de los años, siempre pienso en todo eso. Me siento algo melancólica pero debo dejar de pensar en ello. Es un día muy especial y no quiero arruinarlo, en fin les contare que he finalizado la universidad ya hoy es mi graduación. Cuando era más joven y me encontraba en la secundaria quise estudiar Arquitectura o Diseño gráfico, pero luego con el tiempo me decidí por Psicología, no me pregunten por qué ya que no tengo ni la menor idea del porqué me afane por esa carrera sin embargo mi pasión por el dibujo siempre esta intacto.Mientras me seco el cuerpo, mi amado esposo se encuentra en la ducha junto Axel, ambos están dentro
Arthur.Estoy indignado por su actitud. Para que ir a ver a esa mujer que tanto daño nos ha hecho.—Le pediré a uno de los choferes que me lleve —. Dice mirándome fijamente.Suspiro y resoplo antes de hablar.—Yo te llevare— Le digo con tono molesto, dirigì la mirada a Martha, ella se acerca le entregó el niño y le pido que me lo cuide.—Vamos entonces—. Ella asiente deposita un beso en la sien de Axel y nos encaminamos en uno de los tantos coches.Martha la llama pero mi esposa no se inmuta en detenerse, cuando a Cariza se le mete algo en la cabeza es difícil detenerla. Mientras conduzco en dirección al reclusorio de mujeres pienso en que mierda desea esa mujer, el silencio dentro del coche se sentía horrible seré sincero no podría estar enojado con mi esposa eso jamás, antes me cuelgo. Cuando voy a hablar su mano acaricia la mía.—Solo deseo saber qué es lo que quiere, no puedo odiarla ella me amo a pesar de todo—. Su voz suena débil, tome su mano depositando un beso, le sonrió para
Cariza.La mala noticia de que nunca llegaré a ser madre nuevamente me cayo como un balde de agua fría, pero me hice la fuerte por Arthur y mis padres, no les miento que llore y sigo llorando en silenció cada noche sin embargo trate de disimularlo para no preocupar más a mi esposo, ya era suficiente todo el mal rato que nos hizo pasar él imbécil de Demetrio.Me levante de la cama sin hacer ruido, Arthur dormía tranquilamente, se lo merece, él pobre paso numerables días en vela, cuidando del bebé o mesiéndolo en la mecedora que compro hace meses atrás, cada que yo quería hacerlo él se negaba me decía que tenía que descansar ya que aún me encontraba débil por la sutura de la cesárea. Es un exagerado pero lo adoro.Me acerco al cunero y miro a mi pequeño dormir plácidamente al igual que su padre, su boquita entre abierta me hace esbozar una sonrisa de felicidad, a pesar que no podre tener más hijos no me arrepiento de haber saltado de aquel balcón, todo era con tal de salvar a mi pequeño
Último capítulo