Cariza.
De un jalón rompo su bikini, bajo mi bóxer y ya rígido froto mi erección contra su entrada.
—Aún sigue doliéndome— Susurra contra mis labios.
—Cuando el placer llegue, olvidarás el dolor, Mía moglie—Susurré excitado.
Le quito su sostén para llevar mi boca a sus pechos. Estos se endurecen al instante que los lamo. No son los más grandes que he visto, pero son perfectos y redondos.
—Arthur...
Sostengo sus nalgas para luego introducir mi pene en su interior.
—Te gusta chiquilla—gruño
Ella emite un sonido desde su garganta, no sé si es de dolor o placer mientras sus ojos se cierran. Empiezo a moverme, penetrándola lentamente, el agua empieza a salpicar nuestros cuerpos.
—Mírame.
Abre sus ojos azules, me observa acalorada, atrapa su labio entre sus dientes.
—¿Dime te gusta esto?— Pregunto, bajando mi boca a sus pechos al mismo tiempo que me muevo en su interior.
—No lo se— murmura excitada, decido tomarlo como un sí. Mientras chupo sus deliciosos pechos rosados, ella muerde mi homb