24. Embarazada.
Kamila
Han pasado más de dos semanas viviendo bajo el mismo techo que Lorenzo Bianchi, un hombre cruel y déspota, cuya única obsesión ha sido destruir a mi exesposo, el Conde Víktor. Y lo logró… por mi culpa. Por la estúpida confianza que deposité en su falsa amabilidad, por creer ingenuamente que detrás de esa sonrisa se ocultaba un hombre honesto y bueno.
—Me equivoqué.— Como una completa idiota. Observo el jardín desde mi ventana. Veo a varios empleados decorando y limpiando el lugar con esmero, como si se prepararan para una celebración. Mi corazón late con fuerza, presagio de lo que Lorenzo planea. Hace unos días me amenazó con hacerle daño a Víktor, y yo… yo me asusté tanto. Lo amo, lo reconozco, lo amo con toda el alma. No puedo permitir que ese monstruo le haga daño.
Aunque, ¿qué más da? Él cree lo peor de mí. No tiene caso imaginar lo que pensará si supiera la verdad, de todo. Desde entonces, me esfuerzo por mantener la calma, aparentar tranquilidad, no darle motivos para ata