Punto de Vista de Mia
Las garras de Gasoline raspaban contra la madera, el rasguño desesperado atravesando mi consciencia nublada por la cruda. Mi cabeza palpitaba mientras la lucidez se arrastraba hacia mí: sábanas de seda que no eran mías, una colonia familiar persistiendo en el aire. El cuarto de Kyle. La cama de Kyle.
Gas gimió, sus uñas repiqueteando más insistentemente contra la puerta. El sonido hacía pulsar mis sienes.
Escuché el suave crujido de la puerta abriéndose. Gas entró de un salto inmediatamente, sus patas retumbando sobre el piso de madera antes de lanzarse sobre la cama.
—¡Gas, cuidado! —logré decir, pero ya estaba llenando mi cara de besos entusiastas, su cola golpeando contra el colchón. Su peso y calor familiares me anclaron.
Ay Dios, ¿qué había hecho?
Destellos de la noche anterior pasaban por mi cabeza como una película escandalosa en mi cabeza: echándome shots de tequila con Connor y Daniel, sus cuerpos musculosos moviéndose al ritmo de la música, luego Kyle ap