Punto de Vista de Mia

La mañana trajo una nueva ola de caos. Scarlett llegó como un huracán a las 7 AM, de alguna manera habiendo convencido al oficial de policía de dejarla entrar. Entró en mi habitación como un huracán, todavía usando lo que parecía ropa de resort, con el rostro desnudo y lleno de preocupación.

—¡Dios mío! —se tiró sobre mi cama, apenas aplastando a Gas, quien se alejó corriendo con un resoplido indignado—. ¡Casi me da un ataque al corazón cuando vi las noticias! ¿Estás bien? Déjame ver tu tobillo. ¿Metieron a esa perra en la cárcel? Lo juro por Dios, Mia, si alguna vez me ocultas algo así otra vez...

—Scarlett —logré decir, sentándome adormilada—. Respira.

—¿Respirar? ¿RESPIRAR? —se alejó para fulminarme con la mirada—. ¿Mi mejor amiga casi es asesinada y quieres que respire?

—Sí, porque vas a hiperventilarte —agarré sus manos agitadas—. Estoy bien. En serio. Solo un esguince y unos cuantos moretones.

Me estudió el rostro intensamente, como buscando daño oculto. Fin