La mujer, después de recibir la bendición del religioso, y de haber liberado su alma con él, se sintió más tranquila y segura de poder hablar con Rodrigo. Antes de salir del despacho parroquial giró de nuevo para dirigirse al sacerdote.
—Padre Fausto. —Él la miró a los ojos—. Fernando me habló de un centro comunitario, me gustaría ayudar... si es posible.
—Por supuesto, toda colaboración es bienvenida. —Sonrió el sacerdote, entonces procedió a explicarle a Diana, las actividades que se desarrollaban en el centro.
—Padre, mi empresa cada mes le hará una donación, sin embargo, me ha llamado la atención algo importante.
El sacerdote volvió a rascar el puente de su nariz.
—¿Qué cosa hija?
—Usted acaba de comentar acerca de los talleres de costura, pastelería, cocina. Yo puedo darles charlas de emprendimiento a esas mujeres, puedo enseñarles a formar una pequeña empr
¿Qué creen que haga Rodrigo? ¿Podrá perdonar el engaño? ¿Se hundirá de nuevo en el alcohol? Vayan dejando sus comentarios en las reseñas.