Marcos bajó inmediatamente del auto, él miró interior del centro psiquiátrico y negó. Es de los peores que hay, ¿Cómo esa mujer podía ser tan cruel y despiadada? No lo comprendía.
—¿Estás seguro de que ella está aquí? —Preguntó el hombre un poco dudoso.
—Lo está, y es mejor que la saquemos de aquí antes de que vengan los otros. Vamos, rápido. —Elkin siguió los pasos de Marcos sin cuestionarlo.
—No los conozco a ninguno de ustedes. —Rubí la prima de Constantine los miró con desconfianza.
—¿Acaso crees que el jefe vendría a dar la cara él mismo y arriesgarse? No seas tonta, mujer. —Marcos se comportó como un matón ya había visto bastante a su jefe, así que sabía cómo hacerlo. —Dámela de una vez, hay que sacarla de aquí antes de que sea demasiado tarde.
—Díganle a mi prima que por favor me llame. —Marcos y Elkin sacaron a Isla de ahí, agradecieron que ella no reaccionara.
—Todo está bien... todo está bien. —Marcos la abrazó con fuerza y acarició su pelo. Ella se ve delgada, demacr