— Helena este es Leon Kane. — Presentó al comandante, y fue entonces que el hombre desvió su mirada de Lina hacia mí.
Sus ojos marrones rojizos me miraban completamente vacíos, parecían no notarme.
Él, a diferencia de James, no me sonrió.
— Mi señora, sea bienvenida. — dijo con una voz distante.
Así que sin decir ni una palabra más, y con una última mirada vacía a Lina, que estaba a mi lado, salió a pasos agigantados.
— ¿Lo ofendí? — Pregunté confundida.
— Me temo que soy el blanco de su disgusto, Su Alteza. — respondió Lina, ruborizando terriblemente.
El aire entre nosotros cuatro se volvió extremadamente incómodo y tenso, y yo no entendía la razón.
James pigarreó y dijo:
— Lina, lleva a Helena a conocer tus aposentos.
Lina asintió y se dirigió a la enorme escalera, le di un último vistazo a John, quien me sonrió, animándome a seguir a Lina, James Turner me saludó con una cálida sonrisa.
Seguí a Lina por los escalones de piedra hasta llegar a un enorme pasillo.