Emily no había parado de ver el anillo durante todo el camino de vuelta a su casa. Era muy desvergonzada y se miraba en el espejo retrovisor posando con él y haciendo diferentes caras en presencia de Drew, quien conducía tratando de no pegar una risotada y concentrarse en llevarla a salvo.
Aquello incluso le había hecho olvidar de que fue a buscarla solo, llegando a pensar que quizá se lo había pedido a su padre para poder mostrarle el departamento y darle el anillo.
Al llegar a la enorme mansión Dunhee, algunos hombres se ocuparon de bajar el poco equipaje que tenía y la basta cantidad de regalos que había recibido como buenos deseos para su recuperación.
Drew la ayudó a abandonar el auto llevándola hasta la quietud del