— ¡¿Qué?!
Se escuchó el resonante grito en todo el salón y todos vieron como Ricardo, el padre de Aiden se había levantado de su asiento.
La expresión del hombre era una mezcla contradictoria entre sorpresa, furia e indignación.
— ¡¿Cómo qué le heredarás a uno de tus nietos?! ¡Madre, tu sucesor debería ser uno de tus hijos, Héctor o yo! — Siguió hablando Ricardo.
— Mi sucesor será quien yo diga… Yo soy la cabeza de la familia y la decisión es solo mía. — Replicó Margaret con una voz llena de autoridad. — ¿Piensan contradecir la decisión de su madre?
Ricardo apretó los labios en una línea y miró alrededor, todas las miradas estaban sobre él, con una mueca de disgusto volvió a su asiento, al tiempo que Héctor, su hermano, quien no había replicado nada, mostraba una expresión llena de incomodidad.
— Bien… La decisión ya está tomada y todo está arreglado… Uno de mis nietos será quien herede la cabeza de la familia Sinclair y no solo eso… El elegido o elegida, tendrá que contraer mat