—No te preocupes —la forma en que dijo esto con esa voz profunda y fría solo hizo que ella se preocupara por su ser.
Ella no se atrevió a mirar hacia arriba. Tenía miedo de encontrar su mirada.
—Tu reino no tiene rey en este momento. Silvia mató a Alonso para poder convertirse fácilmente en reina, pero no dejaré que eso suceda. Ese reino es tuyo y no te arrebataré ese derecho —dijo, mirándola—. Pero tienes que casarte conmigo, princesa. Esta es la única manera de hacer un tratado entre los dos reinos y conservar la paz para siempre —intentó hacerle entender Lennox.
—T...tú no eres mi compañero —ella reunió el coraje para hablar y sus espesas cejas se arquearon.
—Rasmus tampoco era tu compañero. Pero estabas dispuesto a casarte con él por tu reino —se burló sombríamente. Sin esfuerzo, consciente de que ella le tenía miedo y que él la estaba asustando más.
—Pero tú... eres un vampiro —ella afirmó el hecho y él se burló.
—Como si estuvieras en situación de negociar aquí —se aseguró de ha