Agarrando un cojín, Lucas lo colocó debajo de sus caderas y le rasgó la tanga. Lo siguiente que hizo fue bajar la cara hacia sus brillantes pliegues rosados y húmedos.
¡Oh! Como habia estrañado esto.
Su aroma.
Su delicioso sabor.
—Tan jodidamente mojado. —Él gruñó y sopló ligeramente en sus labios verticales haciéndola estremecerse en respuesta.
Con sus pulgares separó aún más los labios verticales y su lengua la lamió haciéndola sobresaltarse.
—Mírame mientras te como, Ángel. —Él gruñó. Sus ojos sobre ella y su boca haciendo magia sobre ella.
Angela se retorció cuando sus dientes rozaron su suave carne. Su pulgar pellizcó su capullo haciéndola gritar. Ella estaba jadeando y gimiendo mientras él la chupaba allí como una bestia hambrienta y el sonido del sorbo estaba por toda la habitación.
Angela vino con un fuerte grito que lo hizo reír mientras retrocedía. Todo su cuerpo temblaba y temblaba.
—Te voy a ensuciar esta noche. —El gruñó y se quitó los pantalones junto con sus boxers.
Ang