Capítulo 31. Aventurarnos
[Continuación]
Volver no era para mí la más grande de las ideas, pero no podíamos quedarnos a vivir para siempre en una casa fantasma, y mucho menos en una preciosa playa llena de cocos, que aunque quitando los cocos me gustaba la idea, tenía que volver a la civilización y formar parte de ella. Sin embargo, en el viaje de regreso, mientras miraba por la ventana del viejo auto Corolla que Daniel había alquilado, pensé en cómo serían las cosas entre él y yo una vez volviéramos a nuestros respectivos hábitats. Una cosa era segura, yo no olvidaría esos dos días a su lado.
Esperaba que él sintiera lo mismo.
Teníamos que volver al mundo natural del que ambos habíamos escapado y al que pertenecíamos.
Por un par de minutos bloquee mi cabeza de tantos pensamientos negativos, y me apoyé de lleno en el asiento de cuero, cerrando los ojos.
Sentí cuando el ojiazul detuvo el auto y me colocó su saco de nuevo en los hombros, pero esta vez de frente, para cubrirme del clima templado y del congelante v