El archivo de la Orden de Genealogía Real se encontraba en el subsuelo del ala este del palacio, un lugar raramente visitado excepto por los historiadores oficiales y los miembros del Consejo cuando necesitaban verificar algún linaje. Anya había conseguido acceso gracias a una autorización firmada por la Reina Madre, quien creía que la consultora necesitaba estudiar los árboles genealógicos de las candidatas.

Lo que la Reina Madre no sabía era que Anya tenía otros planes.

El archivero, un hombre de edad avanzada con lentes de montura dorada y dedos manchados de tinta, la recibió con una reverencia formal.

—Señorita Ríos, bienvenida a los Archivos Reales. La Reina Madre me informó de su visita. ¿Qué linajes desea consultar?

Anya sonrió con la seguridad que había aprendido a proyectar en el palacio.

—Necesito revisar los registros de nacimientos reales de los últimos treinta años, por favor.

El archivero frunció el ceño levemente.

—¿Todos los registros? Es un material extenso...

—Solo m