Llevo aquí todo el día, sola, (salvo por las ocasionales visitas del lobo que Alfa Michel envía para entregarme comida y asegurarse de que me encuentro bien). Y cuando cae la tarde, al fin la puerta se abre, y vuelve Alfa Michel.
- Bella, ¿cómo estás?
- ¿A qué debo el honor de que me visites dos veces seguidas?
- He venido a ver si te has pensado mejor lo que te pedí ayer. Ya sabes convertirte en mi confidente, y hacer creer a los cazadores que les estás dando información válida.
- No puedo, van a matarme.
- Bueno, Bella, sé que es una decisión difícil, pero te aseguro que vas a estar muy bien protegida, y además hoy he vuelto a reunirme con tu hermano.
- ¿Le has hecho algo?
- No, claro que no, te di mi palabra de que te dejaría tiempo suficiente para pensártelo. Pero me ha revelado una información muy delicada y he decidido qué deberíais hablar por teléfono unos minutos.
Me entrega un móvil viejo, de los que no tienen internet, de esos que solo permiten llamar, y antes de ponérmelo e