Capítulo 59
Un dolor agudo me atravesó la costilla, Sentí que me arrancaban el aire, que la piel se me abría en dos. La miré incrédula ¿De verdad Rebeca había llegado tan lejos?
—Déjame —la empujé, pero giró la daga antes de apartarla, hundiéndola con más fuerza, haciéndome más daño.
Caí al suelo, sujetando mi herida. La sangre corría entre mis dedos, y mi cuerpo temblaba mientras el frío me cubría la piel.
Rebeca levantó el cuchillo y lo lamió. La sonrisa maliciosa en su rostro me hizo temblar. Nunca pensé que pudiera temerle, Siempre la vi frágil, escondida tras esa máscara de loba débil, Pero ya no.
—Convoco a la Luna Negra —dijo con voz firme —. Te maldigo con tu sangre. Tu cachorro morirá lentamente el día que conozca el amor. Mi hijo heredará el poder que siempre fue suyo
Su mirada brillaba con locura, poseída por la rabia.
—Tu vientre se secará. Nunca volverás a dar vida a otro lobo. Y la manada Russo desaparecerá.
La escuché y supe que había sacado su rabia, Había oscuridad e