Buena:
Media hora después están Elena y David en mi nueva oficina, qué por cierto es hermosa y elegante con una bella vista hacía las montañas.
—Bien, ¿Entonces?
Hablo tomando asiento frente a ellos.
Elena me mira con vergüenza y mi hermano algo fastidiado.
—Soy el mayor Buena ¿Desde cuándo intercambiamos papeles?
Pregunta mientras se cruza de brazos y alzo las cejas.
—Pues, desde que me convertí en luna.
Le sonríe de medio lado y él rueda los ojos.
—Qué molesta eres… Pues bien, tenía pensado decirte para que así le otorgaran el permiso y llevármela a mi pueblo.
Dice de manera normal y suspiro.
—¿Hablaste con su familia?
Le pregunto.
—Por supuesto ¿Por quién me tomas?
Dice algo ofendido y sonrío.
—No lo sé… Apuesto que no le has dicho nada a nuestros padres.
Hablo sin dejar de mirarlo y él sonríe forzado.
—Les diré cuándo lleguemos… Es una sorpresa.
—Voy a fingir que te creo David, ¿Cuándo se marcharán? Aunque supongo que tú estás de acuerdo ¿Cierto?
—Por supuesto se